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¿Sabes el poder que tienen tus decisiones diarias?

¿Y sabes lo que implica tener auto-responsabilidad para lograr tus sueños? Esta semana he estado preparando el contenido para un curso universitario que voy a dictar sobre estrategias para el éxito. Está dirigida a estudiantes de primer año donde buscamos que ellos cuenten con las herramientas y estrategias para poder sobrellevar y disfrutar la vida universitaria y más allá. Pero mientras preparaba el contenido de la clase, me di cuenta de que estas estrategias y claves del éxito realmente aplican a todas las personas independientemente de su edad y etapa de vida. Por eso, hoy quiero compartirles unas reflexiones sobre el poder de nuestras decisiones diarias y cómo estas, van formando nuestro futuro. Es verdad que nuestro futuro no lo controlamos porque existen factores externos fuera de nuestro control y si eres creyente, también atribuyen muchas de las cosas que te suceden a ese ser grandioso que se llama Dios. Sin embargo, te invito a que me acompañes en esta reflexión personal sobre cómo podemos fortalecer nuestra capacidad de decisión para mejorar nuestra satisfacción laboral, nuestro propio bienestar, y hasta mejorar y fortalecer nuestra forma de ver la vida.

Pensemos en cuántas veces hemos escuchado la palabra ‘responsabilidad’ en nuestras vidas y, ¿cómo la hemos aplicado en nuestro diario actuar? La palabra responsabilidad tiene una connotación fuerte y decisiva. Esta palabra tiene un fuerte vínculo emocional con nosotros mismos. Nuestro nivel de auto-responsabilidad refleja quienes somos—nuestros valores y principios. Por eso, mientras reflexiono sobre la responsabilidad, confirmo que mi capacidad de auto-responsabilidad es la clave para tomar buenas decisiones. ¿Y que es auto-responsabilidad? Es la capacidad de respuesta personal para responder sabiamente y tomar decisiones que te acerquen más a los resultados y experiencias deseados.[1] ¿Y sabes que influye en nuestra auto-responsabilidad? ¡Nuestro mindset (mentalidad)!


Nuestro mindset es un reflejo de nuestra actitud y creencias. ¿Han escuchado hablar de la mentalidad de victima vs. la mentalidad creadora? La mentalidad de víctima evita que las personas vean y actúen sobre decisiones que podrían conducir a su éxito. La mentalidad creadora hace que las personas vean múltiples opciones, elijan sabiamente entre ellas y tomen medidas efectivas para lograr en la vida lo que desean. ¿Ven la gran diferencia en estas dos mentalidades? ¿Qué tipo de decisiones tomaría cada una de estas mentalidades? Una mentalidad de víctima seguramente tomará decisiones erróneas por su forma de ver la vida. Por sentir que todo, excepto ella/él mismo, es responsable por las decisiones que ha tomado. En cambio, una persona con mentalidad creadora encontrará opciones y soluciones alrededor de lo que se venga. Será optimista, creativa, y enérgica. Yo prefiero tener una mente creadora. Es verdad que tendremos obstáculos en el camino. ¿Pero que creen? Si vemos la vida con una mente creadora, todo será más llevadero y tomaremos, con auto-responsabilidad, decisiones acertadas.


Por lo que he visto en mi experiencia, hay más gente con mentalidad de víctima. ¿Por qué? La respuesta es fácil. Es más sencillo culpar a otros u otros factores por nuestras decisiones. No es fácil tener la madurez de hacernos responsable por nuestras decisiones. No es fácil aceptar cuando nos equivocamos. Pero en la medida que practiquemos conscientemente una mentalidad creadora, nuestra auto-responsabilidad irá aumentando. ¡Es lógico!


¿Y qué tengo que hacer para cultivar una mente creadora? Tienes que hablarte tú mismo consciente y diariamente y en voz alta. ¿Suena incómodo? Lo es al principio. Pero si lo intentas, cada día, será más fácil ¿y qué crees?, será efectivo. Todos tenemos capacidad de hablarnos a nosotros mismos a través de una decisión de escuchar. Tenemos en nuestro consciente unas voces internas que las podemos categorizar de esta forma. Skip Downing, autor del libro On Course, nos explica mejor todo este tema de hablarte a ti mismo y yo se los resumo en las siguientes líneas.[2] Nuestro crítico interno, nuestro defensor interno y nuestra guía interna. Nuestro crítico interno es aquel que se ha venido desarrollando en base a los prejuicios y juicios que han impartido sobre nosotros. Cuando nos dicen, “que malo eres jugando baloncesto,” “eres la peor en matemáticas,” y “siempre arruinas todo.” Nuestro crítico interno es un auto-juicio de nosotros mismos. Irónicamente, tienen una intención positiva. Busca, a través de la autocrítica, eliminar nuestra falencia y conseguir la aprobación de otros y así sentirnos valorados. Pero ¿qué sucede con nuestro crítico interior? Nos hace débiles e inferiores. Nos hace sentir que no somos capaces. Y en una situación difícil, levantamos las manos y tomamos una mala decisión.

Nuestro defensor interno, es esa voz que, en vez de juzgarnos a nosotros mismos, juzga a otros. Por ejemplo, ‘no me fue bien en el colegio porque mi profesora es muy aburrida,” “me despidieron de mi trabajo porque mi jefe es muy malo” y “perdí un amigo porque él no entienda mi punto de vista.” Como verán, nuestro defensor interior busca escapar de nuestra responsabilidad culpando a otros. Nuestras conversaciones y pensamientos son sobre culpabilidad, quejas, y lamentos. Por supuesto que nuestro defensor interior quiere reducir nuestro nivel de ansiedad en tiempos difíciles. El problema es que su sistema de pensamiento es negativo. Buscamos evadir nuestra responsabilidad echándole la culpa a otros. Con seguridad tus decisiones no serán acertadas.


Y, por último, tenemos nuestra guía interna. Aquí encontramos nuestro punto de balance. Es una voz estable y sabía que nos ayuda a encontrar opciones y oportunidades a situaciones difíciles. Nos ayuda a llegar a nuestras metas con decisiones acertadas. Nos acerca más a nuestros objetivos y sueños. Nos ayuda estar más conscientes de nuestro alrededor—especialmente, conscientes de quiénes somos nosotros mismos. Cuando escuchamos nuestra guía interna, enfocamos nuestra energía a resolver problemas. No desgastamos nuestra estabilidad emocional y psicológica en quejas y culpas. Utilizamos nuestro enfoque creador para solucionar problemas. Esta guía interna está siempre presente en una mentalidad creadora. ¡Esto te lo garantizo! Yo mismo lo he puesto en práctica estos días, y es realmente verdadero. ¡Inténtalo!


Aquí, es donde quiero llegar a reflexionar con ustedes. Una decisión nos marca la vida. Ya sea buena o mala. Quiero pensar que mientras más decisiones buenas tenga en mi vida, mi futuro se verá más prometedor y mis metas más cerca de ser alcanzadas. Yo decido tener un lenguaje de responsabilidad. Es decir, dejar palabras de víctimas a un lado y enfocarse en palabras positivas y que connotan un plan. Si me escucho como una víctima, está bien. Me dejó serlo por unos minutos. Y luego me transporto a mi mente creadora, a mi guía interna y a mi lenguaje de responsabilidad. Mis decisiones son la clave para llegar a cumplir esos sueños, deseos y objetivos que tengo. Todos podemos lograrlo. Primero, toma la decisión de tener auto-responsabilidad. Si te comprometes contigo mismo a través de un trabajo consciente y diario, verás que lo internalizamos y, pronto, se convertirá tu mente creadora en parte de quien tú eres. Será un reflejo de tu persona y tus valores. Y tú auto-responsabilidad crecerá conforme tú mente creadora también lo haga. Escucha tu balanza interna—tú guía interna. Hazla resaltar en tu vida. Tus decisiones marcarán el ritmo de tus logros. ¡Reflexiona, así como yo lo he hecho estos días y haz de tu decisión un compromiso de éxito!

[1] Downing, S. (2014). On course: Strategies for creating success in college and in life. Boston, MA

[2] Downing, S. (2014). On course: Strategies for creating success in college and in life. Boston, MA

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