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Resiliencia y Gratitud. Una reflexión para cerrar este año atípico que nos regaló mucho aprendizaje.

Mientras nos preparamos para las fiestas de Navidad, los que celebramos, festejamos el nacimiento de Jesús y preparamos nuestros corazones para esa noche especial. Y mientras pienso en este año atípico que llega a su final, solo puedo pensar en dos palabras—resiliencia y gratitud. Para mí, estas dos palabras describen, en su mayoría, el resultado de este año de pandemia, de recesión económica, de mucha lucha y sin precedentes. El mundo entero se vio en rodillas sin saber por dónde empezar y cómo hacerle frente a un virus invisible pero letal. Hubo mucho trabajo de ‘error y prueba’ en estos tiempos—tanto en el sector público y el sector privado. El sector público, a través de los gobiernos, intenta varias metodologías para disminuir el contagio, mantener las economías a flote y evitar una catástrofe económica y social. El sector privado, operando en condiciones muy difíciles y sacrificando mucho—empleos, utilidades, y bienestar en general.


Sin embargo, ya que vamos viendo la luz al final del túnel con las vacunas ya en el mercado y siendo aplicadas en algunos países, tenemos la oportunidad de reflexionar que ha sido este 2020 en nuestras vidas y nuestras organizaciones. Este 2020, desde mi perspectiva, lo describo con dos palabras—resiliencia y gratitud. La resiliencia se refiere a la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarnos luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada. Y gratitud es el sentimiento de valoración y estima de un bien recibido, espiritual o material, el cual se expresa en el deseo voluntario de correspondencia a través de las palabras o a través de un gesto. Hace unas semanas atrás, yo les escribí sobre el valor de la gratitud en nuestras vidas y organizaciones. Para no repetir en esta reflexión la importancia de la gratitud, aquí les dejo el enlace para que lo lean nuevamente. Es pertinente recordar, que la gratitud es fundamental para mantener un bienestar organizacional y personal sano y productivo. En la medida que seamos agradecidos con la vida—incluyendo épocas difíciles—veremos nuestro alrededor con filtros de aprendizaje y crecimiento. Esto es extremadamente importante para nuestro desarrollo profesional y personal.


Crear resiliencia en la adversidad es algo que todos lo hemos hecho—de forma consciente para algunos y para otros, inconscientemente. Seguramente, muchas veces en este 2020 nos sentimos estancadas o estamos en este momento estancados en algún tema profesional o personal que no nos permite avanzar como negocio o persona individual. Pero quiero decirte que siempre existe la posibilidad de pasar de una intención a una acción. ¿Que necesitas para esto? Voluntad y esfuerzo. Nuestras organizaciones—se llame empresa o familia—requieren de líderes (o padres para las familias) que sean capaces de influir para guiar, inspirar e influir de forma positiva a sus equipos (o familias) para adaptarse a situaciones difíciles. Todos somos resilientes. La resiliencia se construye a diario porque son parte de nuestros comportamientos, pensamientos y acciones. Los podemos desarrollar con actitud de crecimiento y positiva. En algún lugar leí que la resiliencia es la entereza más allá de la resistencia. Imagínense una liga—tiene flexibilidad y presión—así es la resiliencia—va y viene dependiendo de su flexibilidad y con resistencia a un nivel de presión.


Este 2020 todos hemos tenido que pasar por las siguientes etapas—adaptarnos, sobreponernos, recuperarnos y superarnos. Adaptarnos a la nueva normalidad trabajando diferente y acomodarnos en nuestros hogares. Hemos tenido que sobreponernos y empezar a ver ventanas de oportunidad en absolutamente todo lo que hacíamos en nuestras rutinas diarias. Recuperarnos de fracasos, errores y empezar a nadar con la corriente. Encontrar ese punto de enfoque y remar hacia ese objetivo todos los días. Y superarnos a nosotros mismos—cuando cruzamos el río y estamos del otro lado, es ahí donde vemos el crecimiento y somos mejores personas. Muchos estamos en esta etapa en estos momentos. Evaluando todos estos meses y viendo que hemos logrado cruzar la marca y reconociendo que somos mejores seres humanos y profesionales gracias a esta pandemia. Estos tiempos nos ha obligado a trabajar mejor en equipo (o en familia) para superar los desafíos. Hemos sido más ágiles en hacer las cosas. Mucho menos burocráticos. Hemos encontrado como facilitar el trabajo. Cómo mejorar lo que hacíamos todos los días. Cómo evitar perder el tiempo en temas operativos que no agregan valor. Aprendimos que, sin salud y bienestar, no hay empresa o hogar que sobreviva. Apuntamos a ser más humanos en todo sentido. Reconocimos que somos unos pañuelos en este mundo que nada es garantía y que vivir vidas centradas en lo principal es más gratificante y una buena estrategia de negocio. Le encontramos la vuelta absolutamente a todo. Fuimos creativos, emprendedores, innovadores, pero, sobre todo, fuimos ciudadanos compasivos en su mayoría.


Sigamos cultivando esta resiliencia que hemos desarrollado todo este tiempo. No volvamos atrás porque este año atípico ha traído consigo mucho aprendizaje. Capitalicemos en todas esas habilidades que hemos desarrollado, sigamos remando hacia delante, en equipo y en familia, para lograr todas las metas y objetivos. Mantengamos organizaciones con un bienestar sano y productivo. Esto es clave para que toda organización siga siendo un éxito en su industria. El talento tiene muchas opciones. Cuida tu capital humano generando valor dentro y fuera de tu organización. Lo que buscamos es ser felices—tanto a nivel personal como organizacional. Una organización feliz es el reflejo del bienestar de su capital humano. ¡Sigamos adelante con resiliencia y gratitud para recibir este 2021 más fuertes y preparados que nunca!

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