Flexibilidad organizacional es el futuro de la gestión del capital humano. ¿Quieres saber por qué?
- Adriana Dabdoub
- Oct 31, 2020
- 4 min read
Esta semana estuve conversando con expertos en el área de recursos humanos y así mismo, con colegas, y, frecuentemente, caemos en la misma disyuntiva que es la siguiente: ¿Sera que el mundo organizacional cambiará luego del COVID? Y nuestra respuesta siempre fue una, ¡claro que sí! Es que no hay como que no cambie nuestro mundo organizacional luego de esta pandemia. El mundo entero estuvo sometido al gran experimento de trabajo remoto por fuerza mayor y todos hemos tenido que cambiar nuestra forma de hacer negocios y trabajar por ese motivo. Sin duda alguna, el mundo empresarial post-COVID será diferente. Y en esa diferencia, está algo que se volvió muy notorio en aquellas empresas que tuvieron éxito durante este tiempo sin precedente y fue la ‘flexibilidad.’ Aquellas organizaciones que demostraron ser flexibles—en temas de capital humano y operación—pudieron acomodarse de forma más constructiva y productiva a la nueva normalidad.
¿Y esta nueva normalidad que implica? Según estudios realizados por Gartner[1], una consultora global de capital humano, el nuevo entorno laboral se caracterizará por estructuras de trabajo híbridos, adquisición de talento ilimitado, diversificación de los modelos de empleo, organizaciones más complejas, aumento de las expectativas de los colaboradores de su organización y una dependencia mayor en la tecnología. Esto nos invita a pensar de forma creativa e innovadora sobre el diseño de una estrategia de capital humano. Estas características hablan directamente sobre la flexibilidad—no solo de cómo hacer el negocio si no también, de cómo gestionar y organizar nuestra fuerza laboral.
Y esta flexibilidad tiene mucho que ver con nuestra capacidad como organización y líderes organizacionales, de responder a las nuevas expectativas y demandas de nuestros colaboradores. Esta semana me hicieron una pregunta muy interesante. Me preguntaron si el horario de oficina, como lo conocemos, es de 8 horas diarias, es relevante. Y la realidad es que, en mi opinión, no lo es. Hay muchos estudios que hablan de rendimientos decrecientes en estructuras de horarios rígidas. Y más aún, en estos tiempos, donde los límites entre la vida profesional y personal son prácticamente invisibles. La estructura rígida de una jornada laboral es una estructura obsoleta y lo seguirá siendo en el futuro. Estas estructuras, si son vigentes en algunas industrias, aunque una jornada de 8 horas, de forma rígida, siempre implica riesgos de salud y bienestar para el colaborador. Por lo que, sería interesante explorar los descansos de jornada, para los colaboradores.
Daniel Goleman, autor del best seller Inteligencia Emocional, en un artículo para Korn Ferry, habla sobre como el descanso y como ese tiempo, dentro de nuestra jornada laboral, puede orientarnos a un mayor sentido de propósito. Goleman nos explica que cuando estamos haciendo ‘nada’ en el trabajo—es decir, sin listas de tareas por hacer, sin actividades dentro de casa y sin redes sociales, nuestro cerebro activa la ‘red de modo predeterminado’ que es una parte de nuestro cerebro que tiene que ver con la consolidación de la memoria y nuestra visión del futuro. Esta parte de nuestro cerebro nos ayuda hacer sentido de nuestro alrededor, a empatizar mejor con los demás y anticipar situaciones complejas.
Es interesante incorporar ‘el descanso’ como parte de una jornada laboral como una herramienta estratégica para generar y facilitar la creatividad, inclusividad, pero, sobre todo, para fomentar el bienestar del colaborador. Estos tiempos nos exigen ser diferentes en cómo hacemos y respondemos a las necesidades actuales. El ‘descanso’ tiene que dejar de tener una connotación negativa y convertirse en una oportunidad estratégica para adquirir más innovación, productividad y rentabilidad.
También es importante hablar de flexibilidad en los horarios de trabajo. Está bien tener estructuras de jornadas laborales distintas entre colaboradores. De esta forma, la organización demuestra un interés real a las necesidades existentes de los colaboradores. Todos tenemos responsabilidades distintas por lo que estoy segura, que, si nuestro empleador nos ofrece una flexibilidad en nuestros horarios de trabajo, nuestro rendimiento y compromiso será mayor que de lo contrario. Hay colaboradores que necesitan entrar más tarde a trabajar por un tema de responsabilidad de la casa. Hay otros que pueden empezar más temprano y valorarán salir unas horas antes. Es decir—lo importante es llegar a coordinar el modelo de trabajo que permita maximizar la productividad de los empleados atendiendo, en lo que se pueda, las necesidades del colaborador.
Tener flexibilidad organizacional genera una capacidad de respuesta rápida. Aporta al compromiso en general y a la productividad de la fuerza laboral. Tener organizaciones flexibles será la clave del éxito para el futuro de la gestión del capital humano. La realidad es que los colaboradores, a partir de esta pandemia, tendrán otros valores y experiencias por lo que, como organizaciones, debemos tener la flexibilidad de acomodarnos, donde podamos, a esta nueva normalidad para enfrentar los retos en el futuro. Adicionalmente, una organización flexible da la oportunidad a enfocarse en lo que es importante para el funcionario. Da oportunidad a encontrar cómo reconocer el propósito y valor de cada funcionario en la organización. Esto es fundamental para el éxito de cara al futuro. El nuevo mundo laboral es otro y volver atrás sería un error estratégico de negocio y capital humano. Mirar hacia el futuro, con una cultura flexible, permitirá hacer los cambios necesarios para atraer y retener al mejor talento humano que tu organización necesita. La flexibilidad te dará una ventaja competitiva en el mercado. Tiene sentido de negocio ser una organización estructuralmente flexible. El dinamismo que genera aporta a la creatividad y movimiento de talento importante para la renovación y relevancia de tu negocio en el mercado.
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