El efecto de un "gracias."
- Adriana Dabdoub
- Jul 11, 2020
- 5 min read
Updated: Sep 26, 2020
¿Si yo te digo que practicando más la gratitud tendrás mejores niveles de bienestar y un mejor rendimiento en tu organización—me creerías? Esta ha sido una de las semanas más desafiantes en mi vida. He pasado varios días en un cuarto de hospital en plena pandemia acompañando a mi hija menor a superar una infección donde tuvo que ser intervenida quirúrgicamente para retirarle el absceso que se le había formado. Pasé muchas noches en desvelo pensando en el valor de la vida y lo frágil que somos todos los seres humanos. Por mis creencias, rece mucho. Tanto que me dormía haciéndolo. Pero entre tanto pensar y conforme pasaban los días, solo se me venía a la mente una palabra—y esa era, gratitud. ¿Y me puse a pensar, existirá alguna diferencia en cómo vivimos la vida si unos practicamos la gratitud mientras otros no? Resulta ser, que hay mucha evidencia científica que confirma que efectivamente, practicar la gratitud tiene un impacto importante y positivo en muchos aspectos de nuestras vidas—en nuestro bienestar general e inclusive, en nuestro rendimiento en nuestros espacios de trabajo. ¿Pero qué significa gratitud? La palabra gratitud viene del término latín gratia que significa gracia y agradecimiento.[1] El concepto de gratitud es una variable fundamental para fortalecer el bienestar individual y en organizaciones. Se ha encontrado en estudios científicos que crear una cultura de gratitud en nuestras organizaciones es crucial para incrementar los niveles de eficiencia, éxito y productividad a través de la mejoría en el comportamiento ciudadano organizacional, el comportamiento organizacional prosocial y el clima organizacional. [2] Empecemos por aceptar que practicar gratitud diariamente en nuestras vidas personales nos ayuda apreciar la vida de una forma más positiva y constructiva. La gratitud nos ayuda ser felices, productivos, estables emocionalmente, pero, sobre todo, nos ayuda a crear resiliencia en tiempos de adversidad. La gratitud nos permite ver lo positivo en nuestro alrededor. Es una habilidad que todos podemos aprender y les contaré como podemos aprender a ser más agradecidos y como nuestras organizaciones pueden crear culturas de agradecimientos que generen mayor rentabilidad para sus negocios. Yo he aprendido que, de toda adversidad, hay un espacio de positivismo que podemos todos encontrar. Yo lo viví personalmente esta semana. Hubiese sido muy fácil enfocar mi experiencia con mi hija en el hospital de una forma negativa y pesimista. Pero ¿qué de productivo tiene esta decisión? Está garantizado que hubiera experimentado un deterioro emocional que no aportaba en nada a la situación. Sin embargo, escogí encontrar porque tener gratitud en esta situación. ¿Y saben qué? ¡La encontré! El simple hecho de tener los recursos para poder acceder a atención médica es motivo de gratitud. Aceptar que somos vulnerables y que estar en este presente es un regalo también es motivo de gratitud. Vivir esas horas de intimidad y crear un vínculo inseparable con mi hija, también es motivo de gratitud. Lo que les quiero decir, es que, si conscientemente hacemos un ejercicio de encontrar motivos de gratitud, lo vamos a encontrar. Es una decisión. Te invito a que escribas a diario en tu espejo o en algún lado visible, motivos de gratitud en tu vida. Revísalos diariamente e internalizarlos. Verás una transformación en tu apreciación de la vida—si usas como filtro la gratitud, verás lo bueno a tu alrededor y en las personas que te rodean. Sabrás valorar los pequeños detalles que se te presenten y tendrás expectativas realistas de ti mismo y los demás. Haz un esfuerzo—te aseguro verás la diferencia. Y en nuestras organizaciones ¿porque es rentable crear una cultura de gratitud? El concepto de gratitud en organizaciones está en sus inicios de investigación. Sin embargo, en los estudios ya realizados se confirma que la gratitud en organizaciones es decisiva porque tiene un efecto directo y demostrado que tiene la capacidad de mejorar el clima organizacional y contribuye a reducir emociones negativas como la envidia en los espacios de trabajo.[3] Es indiscutible que una cultura de gratitud es rentable. En un estudio realizado por el Dr. Emmons, se encontró que practicar gratitud reduce en un 23% nuestras hormonas de estrés y por consecuencia la salud física de los empleados mejora. Los líderes organizacionales tienen una herramienta muy poderosa y de bajo costo que les puede ayudar aumentar los niveles de compromiso y productividad en su fuerza laboral que se puede transformar en mayor rentabilidad. Aquí les comparto algunas herramientas e ideas de como implementar programas de entrenamiento de gratitud en las organizaciones. La gratitud tiene que ver al funcionario de forma integral. Programas de reconocimiento son muy comunes en nuestras organizaciones. ¿Pero, hemos pensado en programas de reconocimiento a la persona y su valor? Es decir, cambiar el enfoque del programa de reconocimiento a premiar no solo resultados tangibles sino comportamientos y valores que componen el valor de un empleado. Un ejemplo práctico es habilitar una pared donde los empleados puedan compartir su ‘gratitud’ hacia otros de forma visible. Esto, ayudará a moldear y apreciar la cultura de gratitud y promoverá sentimientos positivos que se traducirán en empleados comprometidos, felices y con seguridad, de mayor productividad. Programas de gratitud que reflejen la diversidad de la organización tanto en demografía como en diferencias en apreciación. Crear espacios seguros donde el reconocimiento y la expresión de gratitud sea recibido de forma efectiva. Es importante conocer a la fuerza laboral para conocer si el reconocimiento será efectivo si es monetario, en público, o privado. En la medida que puedan personalizar la gratitud y el reconocimiento, la apreciación del empleado será mayor. La gratitud tiene que ser moldeada por los líderes. Los líderes organizacionales deben fomentar estos comportamientos haciendo ellos mismos ‘actos’ de gratitud y reconocimiento. Cuando un líder moldea un comportamiento, este tiene la capacidad de permear todos los niveles de la organización. Cuando la gratitud realmente se asentará en la organización será cuando los empleados también tomen la iniciativa de expresar gratitud y reconocimiento de forma ‘natural’ sin esperar una estructura o programa formal. El líder tiene el poder de crear esta ‘normalidad’ de gratitud como un comportamiento esperado y valorado. La gratitud tiene que ser una característica de la cultura. No basta con un programa de reconocimiento anual. La gratitud tiene que ser parte del día a día y de cómo hacemos el negocio en la organización. Se puede demostrar la gratitud durante reuniones de equipo, reuniones entre el líder y el empleado e incluso durante comunicaciones diarias internas. Tener programas de gratitud y una cultura organizacional de apreciación tiene sentido empresarial. La gratitud tiene un impacto poderoso en las organizaciones y los empleados. La gratitud es una decisión—personal y organizacional. Apostemos por ella. Capitalicemos en este tiempo de pandemia la posibilidad de transformar nuestras organizaciones en espacios humanos y agradecidos. Invertir en gratitud es bueno para los negocios.
[1] Emmons, R. A., y Shelton, C. M. (2002). "La gratitud y la ciencia de la psicología positiva", en Manual de Psicología Positiva, eds C. R. Snyder y S. J. Lopez (Nueva York, NY: Oxford University Press), págs. 459–471. [2] Por Fabio., A., Palacios, L., y Bucci, O. (2017). "Gratitud en las organizaciones: Una contribución para Organización Contextos. Departamento de Educación y Psicología, Universidad de Florencia. (https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2017.02025/full) [3] Emmons, R. A. (2003). "Actos de gratitud en las organizaciones", en Positive Organizational Scholarship: Foundations of a New Discipline, eds K. S. Cameron, J. E. Dutton y R. E. Quinn (San Francisco, CA: Berrett-Koehler Publishers), págs. 81–93.
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